Balance de la operatoria del comercio exterior en época de transformaciones y un balance entre facilitación y control

Si se hace un balance de estos tiempos respecto a 2023 en materia de operativa de comercio exterior, todos coincidirán que se ha normalizado mucho ese caos que llegó a ser en ese momento crítico. La bola de nieve entre normativas escritas y de las otras de organismos que se metieron a tallar en donde no les correspondía porque “no había dólares”, representa un triste recuerdo.

“En el mundo no hay mucho Banco Central que se meta en las operaciones entre particulares, generalmente están concentrados en mantener el valor de la moneda y regular la tasa de interés y a las entidades f inancieras. Aquí por las inconsistencias macro y micro se metían en el pago entre privados. Hoy esa situación se ha normalizado”, nos dice un referente en el ámbito de los despachantes de aduana, Ariel Guzzetti, - abajo en la foto- que asesora integralmente a las empresas en Comercio Exterior desde ACG Comex.

Con él abordamos varios de estos temas que hacen a la actividad.

que hacen a la actividad. Más normalidad, es mejor para los despachantes?. Muchos hablan que mientras más trabas hay en el comercio exterior, algunos eslabones en la cadena ganan más que cuando hay desregulación y “normalidad”. En el 2023, pasó con la enorme brecha del dólar. Casi no se podía importar, pero los que lo hacían ganaban fortunas con esa brecha. Hoy todavía, con estabilidad, hay cuestionamientos dentro de la política económica respecto a la política cambiaria. Cuando todo se volvió caótico en la normativa, aquél contexto generaba un muy poco volumen de trabajo. “A veces la discusión entre colegas es si se quiere ganar lo mucho de poco  o lo poco de mucho. Una torta más chica, se hace todavía más chica porque nadie invierte en esas condiciones. Creo que lo que pasaba era que se tomaban decisiones en una economía para pocos o para amigos. Mientras hay más certidumbre, obviamente son más los jugadores que se van a animar a trabajar. Con reglas de juego que se modifican todos los días va a ser muy complicado que alguien invierta y se juegue. Siempre me quedo con reglas claras y certidumbre y mayor cantidad de trabajo a menor cantidad de trabajo e incertidumbre”, advierte Guzzetti.

Comparativa entre libertades

Se puede comparar esta época a los ´90?. “En los ´90 la estabilidad duró casi 10 años. Ibas a un banco y llevabas un peso y te daban un dólar y los bancos no eran locos. Se podría decir un montón de cosas, pero en lo que se refiere al comercio exterior, vos tenías libertad cambiaria total y no había derechos de exportación y los reembolsos a la exportación eran de 20%, los precios de enero a diciembre eran los mismos, y tenías una moneda”, recuerda. La situación cambió en muchos sentidos y puntualmente alguna gente culminó durante la administración pasado viviendo del “rulo”, agazapada en los momentos de incertidumbre para aprovechar las enormes variantes del tipo de cambio que generó ganancias extraordinarias en corto plazo. “Creo que hay que proyectar y ganar poquito con mucho. Hay economías como las de EE.UU. que tienen otra perspectiva, pero es la misma gente, no es otro planeta. Aquí muchos que están muy acostumbrados a hacer plata en connivencia con estos saltos en las políticas económicas”, añade el experto.

Control necesario

Para sorpresa, SIRA, antes DJAI o las SERI no eran malas herramientas, nos dice Guzzetti, el problema es que se terminó utilizándolas mal. “Tranquilamente ese experimento podía haber sido el puntapié de que hoy tengamos una forma de ventanilla única. Esto a partir de contar con una declaración previa que daba una pauta de lo que cada uno iba a importar, incluso anualmente. La DJAI sale como una herramienta de declaración anticipada que sirve como dato y donde varios organismos podían confluir y dar sus autorizaciones ahí. El que pensaba importar por U$1 millón, sacaba las DJAI por ese valor y las hubiera podído fraccionar durante todo el año de uso y tener todo programado de antemano.  En las temporales, había cancelaciones, se podían afectar saldos que quedan de otro lado y formar una operación. En la zona franca sucedía lo mismo: entrar con la ZFI, -zona franca ingreso- y se iba afectando en una sola operación. Se podía haber hecho lo mismo con la DJAI. Eso nunca se intentó y había elementos técnicos para hacerlo. Con mejores elementos, en lugar de aplicarlo en una economía cerrada con incertidumbre, se lo puede hacer en una economía totalmente abierta, pero administrada con certezas", añade. Para Guzzetti, bien utilizadas no son trabas, esas herramientas hubieran sido ordenadoras del comercio exterior. Porque el operador podía organizar la cantidad de embarques. Claro que tal vez no había que hacerlo restrictivo con las rectificaciones, con cruces, con las licencias con distintos plazos - una con 90 días y otra 180 y nunca encastrara-.

“Al importador, exportador o al profesional de comercio exterior, lo que más le sirve es tener certeza. No que un día dos más dos sean cuatro, al otro día cinco y al otro quince”, puntualiza.

Asimismo destaca que los controles son necesarios. “Las licencias no son un capricho de un funcionario. Tienen un sustento legal en la normativa 24425 de la OMC”, dice Guzzetti. Es verdad que en su momento no estaban bien aplicadas por no tener una trazabilidad de lo que se presentaba, ni un manual sobre cómo operar si había una observación y ver de qué manera subsanarla.

Lo mismo sucedía con las observaciones por dumping, por ejemplo, que es una herramienta legal. “Es verdad que antes se daban como caramelos y ahora no sale una. En ese sentido hubo un cambio sustancial -ahora el dumping hay que probarlo-. Pero Argentina tiene que empezar a respetar la legislación vigente. En el Mercosur, el tratado de la Asunción habla de libre circulación de bienes y servicios, cuando había mercadería del bloque con licencias no automáticas. Esto ahora no existe, ni las LA, ni las LNA, ni las SIRA, nada. Otra vez tenes que documentar. En ese sentido volvimos a los ’90. La diferencia es que todavía el importador no sabe cuándo va a pagar”, explica.

A partir del caos de la gestión pasada, salvo que haya un contacto muy fluido con el proveedor, ¿Quién va a mandar la mercadería para que el importador recién pueda pagar al momento de la oficialización?. Hay que producir, embarcar, presentar los documentos de embarque, los derechos y recién ahí se puede oficializar y luego pagar. ¿Qué proveedor lo puede aceptar?, insiste. “Muy pocos lo pueden hacer salvo contar con un acuerdo con los proveedores. En realidad, aún no es real aquello de que hay un mercado libre, no es posible pagar anticipado. Salvo bienes de capital, hasta 80%. Por eso aún la política cambiaria tiene sus bemóles”, añade. La Argentina pasó de una economía cerrada a una menos cerrada o un poco más abierta, pero no deja de ser administrada?. Eso de que “hay un festival de importaciones”, no es cierto, más allá de que vía Courier aumentaron mucho las operaciones, dice Guzzetti.

La importancia del despachante

Uno de los temas críticos para los despachantes de aduana, es la recurrente idea de algún "craneo" que cualquiera puede hacer su trabajo. Esta idea se pretendió instalar más aún en esta administración. Guzzetti se manifiesta en muchas cosas, un defensor del decreto 70 de desregulación y que avanza sobre este tiempo. Esta de acuerdo, por ejemplo, con la derogación de algunos artículos, 44, 45, 46 del Código. Un caso, es la derogación de la garantía que ya no tenía ni sustento o suspender al despachante por casos en donde todavía no hay sentencia.

Por ejemplo, en este último caso, si tenía documentada operaciones con dinero en el María y con despachos afectados ya liberados, no los podía sacar por 45 días, más una extensión probable de otros 45. ¿Cómo se lo explicaba al cliente?. Y muchas veces, en ese proceso era condenado por ser responsable solidario. Mientras tanto el importador que metió al despachante en esa situación, era suspendido recién cuando estaba condenado. Es decir, el importador suspendido por estar condenado y el despachante antes por estar procesado, sin condena. Y si al final no es culpable, quien le paga lo vivido y el daño patrimonial y civil, se pregunta Guzzetti.

De todos modos en otros puntos de la “desregulación” cree que no hubo un estudio sobre estos temas; especialmente si es que se quiere un comercio exterior mejor. Hablando de cambios trascendentes, recuerda que antes de los ´90, se verificaba toda la mercadería. Esto fue previo a la selectividad con el decreto 2284.

No era posible retirar de directo a plaza, salvo la mercadería que fuera peligrosa o perecedera. Es decir, había un extra costo obligado. “El 2284 no necesitó ser una obra literaria; apuntó con pocos artículos a lo medular. Es muy posible que para su elaboración le preguntaran a los que vivían todos los días en la actividad del comercio exterior. El problema no estaba en si tal o cual podía hacer su propio despacho”, dice.

Explica que esa pretensión supuesta de “hágalo usted mismo” prescindiendo del despachante es sólo un relato. “Invito a quien quiera hacerlo. La cantidad de golpes que se puede pegar por los errores que puede cometer. Cuántos saben clasificar, entender lo que es y valorar una mercadería, o saben cómo llenar los formularios?. Cuántos saben la implicancia que tiene una declaración jurada, qué es lo que es un despacho o un permiso de embarque”, se pregunta.

Recuerda que esta actividad está cubierta por cuatro normativas cada vez que se hace una declaración jurada, sea permiso de embarque o un despacho de importación: el código aduanero, la ley penal tributaria en cuanto a los impuestos nacionales, la ley cambiaría, -porque todavía hay control de cambio- y la ley de lavado de dinero. “Si justamente se quiere mejorar la actividad, tiene que promoverse que opere gente más capacitada para evitar errores e inconvenientes a la aduana y al particular, que pueda asesorar y saber exactamente de lo que se tratan las normas”, explica. Reconoce que en algunos casos son kafkianas. “Puede haber procedimientos cuestionables, pero el objetivo del control no lo es. Como las intervenciones que pueden tener los alimentos o el material médico o medicamentos. Ejemplos no faltan de errores y consecuencias graves para la gente. Hay que desmalezar controles, pero no sacarlos sino mejorarlos”, añade.

Le comentamos que hay foros con redes de importadores y exportadores donde en lugar de preguntar cómo ingresar legalmente determinada mercadería, se pregunta “cómo puedo pasar una mercadería”. Es decir, piden “paseros” y una cosa es importar y otra es pasar.

Como despachantes estamos para cuidar y asesorar por el camino correcto. Pero da pena que se trate con demérito a la actividad por un supuesto costo, cuando en otras partes de la cadena hay enormes desfasajes y hasta errores operativos y que no necesariamente tienen que ver con el Estado. Cuando se habla de desregulación hay muchas cosas que apoyo en cuanto a destrabar normativas innecesarias y que se promueva una mayor libertad económica porque me desarrollé profesionalmente en una época donde se daba ese contexto. Y hubo reformas serias en su momento”, explica.

Destaca en ese sentido, la informatización de la aduana que fue muy fuerte en materia de una simplificación de trámites. Se sacó cierta intervención de los equipos técnicos de la Aduana y se le subió la exigencia al despachante que hizo de equipo técnico y de data entry a la vez, ya que antes si no había una persona física de Aduana la operativa no avanzaba. Otro cambio sustancial, añade, fue que, a partir del crecimiento del volumen del comercio exterior, aceptar que no todo se puede verificar y lo que fue el comienzo del control inteligente y funcionó, dice. En determinado momento algunos sospechaban, “ahora pasa cualquier cosa porque todo va a canal verde”, pero, Guzzetti advierte que el canal verde no quiere decir que la aduana no ve esa carga. “Precisamente la comisión de selectividad se forma con lo mejor de la aduana que pasó justamente a controlar los canales. Los equipos que antes veían los papeles, la clasificación, la valoración, la liquidación, para que después se pueda pagar, pasaron a controlar los canales verdes, lo que fue una verdadera revolución. Y eso está en los números, en las estadísticas, con el incremento en el volumen de importaciones y de exportaciones. Una época donde no había derechos y había libre cambio, con un dólar 1 a 1 con el peso”, recuerda. Claro que todo se vino abajo, pero por otras cuestiones, dice.

Y la desregulación actual de la actividad?. “El despachante no era obligatorio ni para la persona física desde la promulgación del Código Aduanero, ni para las personas jurídicas desde el año ‘97. Entonces, no había necesidad de agregar esta “desregulación” con el agravante que se está permitiendo a quienes no están capacitados y no han aprobado los estudios respectivos o la acreditación de conocimientos específicos en materia aduanera a que documenten declaraciones juradas que tienen consecuencias jurídicas, tributarias, fiscales. El costo del comercio exterior no pasa por el despachante, justamente es la parte de la cadena más económica, el que más aporta y acerca soluciones, y que en muchos casos representa el departamento de comercio exterior en las pymes y emprendedores. Asimismo, para las grandes empresas representa el soporte principal de las oficinas de comercio exterior”, recuerda. Agrega que ningún importador o exportador serio va a prescindir de un despachante.

"El que cree que esta actividad la puede hacer alguien que no documentó un despacho de terceros en su vida y que empieza mañana y en 48 horas cree que va a ganar miles de dólares por semana, está fuera de la realidad”, añade.

Muchos despachantes manejan toda la cadena, más allá de normativa bancaria diaria o de terceros organismos, incluyendo despacho, certificaciones, negociación de flete y hasta la gestión de compra. “No hay que olvidar que el proceso de una operación no se termina con la compra, a ese supuesto, le sigue todo un proceso, hasta que llega a la planta. Allí toda la gestión y la asesoría para tenerlo en el lugar, con los costos lógicos, todo eso muestra que el despachante no es el problema. Es la solución”, añade Guzzetti.

Código Aduanero

Muchos hablan de la necesidad de reformar el Código Aduanero, especialmente para que contemple los cambios tecnológicos y de gestión. Para Guzzetti, el Código Aduanero argentino es de vanguardia. Por ejemplo, si se tiene que determinar qué es un delito de contrabando o una tentativa, que se digitalice o no se digitalice, no cambia nada. “Cómo se hacen las declaraciones ante el servicio aduanero, qué es una importación temporal, qué es una importación a consumo, qué es una operación de tránsito, el marco legal hay que tenerlo igual”, enfatiza.

Concede que tal vez hay que hacer una limpieza y una unificación de normativas y a partir de lo que es el régimen o el tronco central de lo que es el Código, volcar esas reglamentaciones de los distintos organismos que pueden estar involucrados a lo que sería una operación real y tratar de emularla con los países a los cuales le va bien y tienen volumen.

Elección clave en el Centro Despachantes de Aduana

A fines de noviembre hay elecciones en el Centro Despachantes de Aduana. Con algunos cambios, se presenta una lista oficialista y otra opositora que se formó, según dicen sus integrantes, como respuesta a la crítica situación financiera y de representatividad que viene teniendo la entidad.

Nuevo CDA, la agrupación que quiere cambiar esta situación, está encabezada por un emblemático dirigente que ya fue titular del Centro, Rubén Pérez. Ariel Guzzetti, socio del CDA por 35 años es uno de los apoderados de la lista y explica el porqué de su participación y la necesidad de cambios.

Con tantos años en la actividad, conozco a todos los de una lista y de otra, y he sido testigo de la gestión impecable de Rubén Pérez de la lista Nuevo CDA. Un hombre de muchas y buenas ideas. Hoy el CDA necesita un gran cambio”, dice.

Precisamente, Guzzetti formó parte de las comisiones directivas de Pérez y de Gustavo López que fue su continuidad con la lista Azul. “En su momento allí participaba la gente que modificó muy fuerte lo que era el Centro Despachantes, generando empatía con los socios a partir de ofrecer más servicios”, dice. Agrega que el Centro debe tener representación y opinión en el ámbito del comercio exterior, respecto a los organismos públicos y a las entidades colegas. “Hay que dialogar, cada gobierno tiene su agenda y el Centro lo que puede hacer es aportar a mejorar esa agenda para que se escuche a todos, no a una sola campana. El despachante puede aportar su conocimiento porque está todos los días en esta actividad y en muchos casos trabaja de departamento de comercio exterior para muchas mini empresas, Pymes en una actividad que no está concentrada sino que es muy competitiva. De hecho, nuestra actividad no es obligatoria hace mucho tiempo y sin embargo el despachante es imprescindible y el CDA puede aportar certidumbre y claridad normativa a los procesos”, explica Guzzetti.

Un punto a trabajar será revertir la grave situación f inanciera del Centro, con fuertes pérdidas en los balances de los dos últimos años, dice. “Esto tiene que ver con una mala administración y sin haber incorporado ningún patrimonio. Al contrario de lo que ocurrió durante la gestión de Pérez y López donde el Centro adquirió varias propiedades para las delegaciones y dejó un importante superávit”, explica. Recuerda que en el medio se tomaron decisiones erradas, que, por ejemplo, hoy implica un juicio de quien era un socio estratégico. “Hubo movidas preocupante de la actual comisión, como querer perpetuarse en el poder queriendo modificar el estatuto. Algo que fue rechazado varias veces”, dice.

Señala que además, no hay servicios, “la consultoría gratuita demora en exceso - una consulta clasificatoria se responde en 20 días cuando es algo que se necesita en el momento- o casi no hay capacitación, lo que entre otras cosas aleja al socio”, dice.

Recuerda que con la lista Azul, Guzzetti se encargaba del área de capacitación en las provincias. “Recorríamos las delegaciones capacitando a partir de la demanda real de los despachantes locales, cada uno con sus inquietudes, además de las generales. En ese sentido, la lista de Nuevo CDA quiere volver a los Encuentros Nacionales de Despachantes. La integración es fundamental, y fue una de las cosas que en su momento modificó al Centro, haciéndolo más representativo. Creo que la gestión actual dilapidó gran parte del desarrollo que tuvo el CDA por muchos años y hay que volver a reconstruir con el esfuerzo y la participación”, explica Guzzetti.